Aprender a leer el Tarot puede ser un reto difícil. Entrando en una librería encontramos miles de libros, cada uno con ideas y conceptos distintos que a veces se contradicen entre sí. Las imágenes de las cartas son crípticas y a primera vista pueden no sugerirnos nada, especialmente si utilizamos una baraja cuyos Arcanos Menores no tengan ilustraciones visualmente fáciles de interpretar, como el Tarot de Marsella. El primer paso es intentar superar esta sensación abrumadora de no saber por dónde empezar en nuestra labor con las cartas.
Mi relación con el Tarot se ha relajado considerablemente cuando me he dado cuenta de que no necesitaba obsesionarme con la interpretación literal de cada carta. Para mí, el Tarot es un apoyo para la imaginación: una facultad que todo el mundo posee, y que gracias a estos símbolos puede amplificarse. Empecemos pensando en el Tarot como una serie de imágenes similares a las que se nos aparecen en sueños. Stephen Aizenstat, psicólogo clínico especializado en análisis junguiano, autor del libro Dream Tending: Awakening to the Healing Power of Dreams, nos explica cómo el mejor trabajo que podemos hacer con los sueños no es interpretarlos, sino animarlos. Las imágenes tienen identidad propia, están dotadas de inteligencia y sentimientos, y nuestra intuición puede comunicarse directamente con ellas. Una comunicación no verbal, no basada en conceptos y palabras, sino en la transmisión de emociones, sensaciones, imágenes, intuiciones.
Supongamos que anoche soñé con un lobo. Sin duda puedo estudiar el significado tradicional del lobo en los sueños. A saber: el lobo es un símbolo de lucha y conquista. Para conquistar mis objetivos tendré que luchar más. ¡Interesante! El sueño está interpretado. Sin embargo, aplicando las técnicas de Aizenstat, podría adoptar otro enfoque. Decidiendo trabajar sobre el sueño del lobo, me pondría en actitud meditativa y evocaría la imagen del lobo de mi sueño. El animal aparece en la habitación conmigo. Sostengo su mirada, acaricio su pelo, me entretengo con él. Puedo hacerle preguntas. ¿Quién eres? ¿Por qué estás aquí? El lobo puede responderme, si tiene voz, o bien puede simplemente transmitirme una emoción a través de los ojos, del tacto, de la presencia física. Y yo, ¿cómo me siento delante del lobo? ¿Qué sentimientos se despiertan en mí? Se trata de una manera de trabajar con las imágenes sin atribuir a cada una de ellas un significado estático, una correspondencia muerta. Los símbolos, tanto de los sueños como del Tarot, gozan de vida propia y pueden interactuar conmigo, despertar una energía que en este momento puedo necesitar para mi camino existencial.
Aplicando esta filosofía a la lectura del Tarot, de repente perdemos el miedo a las imágenes incomprensibles. Es un alivio darse cuenta de que no se trata de un examen y no es obligatorio memorizar nada para relacionarse con las cartas. Algunas lecturas interesantes llegados a este punto podrían ser los libros de Gareth Knight. En sus textos The Magical World of the Tarot: Fourfold Mirror of the Universe y Tarot & Magic, el autor propone una serie de ejercicios increíblemente interesantes y divertidos para acercarse al Tarot únicamente a través del contacto imaginativo con las figuras. Como en el sueño del lobo, podemos estudiar los Triunfos encontrándonos, en sesiones de relajación y visualización, con cada una de las figuras de los Arcanos Mayores. Podemos entablar conversaciones con ellas, observar qué emociones suscitan en nosotros y qué ideas acuden a nuestra mente en cada momento del intercambio. También nos puede resultar útil mantener un diario durante todo el proceso de aprendizaje, para ir componiendo nuestro propio abanico de interpretaciones a medida que las propias cartas se comuniquen con nosotros.
De todos los métodos que existen para leer el Tarot, creo que la propuesta de Gareth Knight es la más valiosa para los neófitos. El suyo es un enfoque ágil y entretenido, que no se apoya en ningún sistema de correspondencias externo (como pueden ser la astrología, la Cábala, la numerología), sino que saca el jugo de las propias cartas a través de una interacción directa con ellas. Usar el Tarot se convierte de esta forma en una experiencia multidimensional, rica de sentido, en la que hacemos algo mucho más importante que "leer el futuro": entramos en contacto con estratos extremadamente profundos de nuestra psique, ahí donde residen nuestros recuerdos, los talentos que podemos desarrollar en esta vida, los tesoros de nuestra individuación, como diría Carl Gustav Jung. El Tarot llega a constituir la via regia para el descubrimiento de la verdadera realidad que yace en los abismos de nuestra imaginación, y un poderoso aliado para el autoconocimiento si sabemos cómo usarlo bien.